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La realidad de los cuernos en el casco vikingo
En la mayoría de las pinturas modernas, documentales o películas que hemos visto, se retrata a nuestros feroces guerreros nórdicos armados hasta los dientes y bien protegidos con armaduras y sus famosos cascos... ¿con cuernos?
La verdad es que nunca se han encontrado estos supuestos cascos en los yacimientos vikingos. La realidad es que fue un invento para así exagerar la imagen violenta y cruel que estos grandes guerreros proyectaban en sus enemigos.
Logros y habilidades
Tanto es así que hemos idealizado una imagen muy diferente a lo que realmente eran nuestros antepasados nórdicos. Por ejemplo, pensamos que eran sucios y mugrientos, pero eran todo lo contrario. Les gustaba asearse y bañarse, cuidaban mucho su apariencia y tanto el pelo como la barba los llevaban bien recortados, además de portar tatuajes.
También existe el falso mito de ser analfabetos. Sin embargo desarrollaron un arte propio y una literatura refinada que hoy día permanece guardada.
Fueron muchos los logros que llegaron a conseguir los vikingos. Tanto por su gran conocida habilidad construyendo embarcaciones, los drakkar, como a la hora de navegar, algo que fascinó al mundo entero. Las rutas comerciales de estos navegantes se abrían paso muy rápido gracias a sus grandes expediciones.
El mito del casco con cuernos
La verdad es que nunca se han llegado a encontrar yacimientos donde hubiese rastro de estos famosos cascos con cuernos. Con sus armaduras buscaban protegerse a la vez que tener ligereza a la hora de luchar. ¿Son útiles unos cuernos en el casco? Para nada, solo les estorbaría en la pelea.
Es por eso que hay que eliminar este falso mito sobre estos guerreros. Siendo más concretos, los cascos vikingos se solían fabricar con hierro unido con cuero y su forma original era cónica o redondeada. Incluso algunos más sofisticados protegían parcialmente la cara.
Los más habituales, fabricados con cuero y pieles, eran propios de los guerreros vikingos que no podían permitirse un casco de metal ya que cada guerrero se mantenía por sí mismo.
En realidad estos cascos con cuernos fueron sacados de una obra legendaria de Gustav Malstrom, queriendo dar así una imagen aterradora y violenta de los guerreros nórdicos. Alcanzando de esta manera la popularidad con el estreno de unas obras de ópera en la que sus personajes vikingos estaban provistos de estos cascos. De ahí que con el tiempo se haya ligado esta armadura a los nórdicos tanto en películas, teatro u otras diversas actuaciones.
Quién sabe, quizá algún guerrero del que no conocemos su nombre sí que fue capaz de portar dos fascinantes cuernos en su casco, pero de lo que sí estamos seguros es de que su hidromiel la degustaban en grandes cuernos donde la mantenían bien fría.
¿Y tú? ¿Prefieres el casco con cuernos o el cuerno para beber hidromiel?
¡Cuéntanoslo!
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